Es hora de morir... para Rutger Hauer

El actor holandés Rutger Hauer, de gran éxito en el Hollywood de los 80, ha muerto a los 75 años en su casa de los Países Bajos. El fallecimiento, que tuvo lugar el pasado 19 de julio tras una breve enfermedad, fue publicado ayer en los medios.

Hauer, nacido el 23 de enero de 1944 en la ciudad de Breukelen, fue hijo de actores. Tras intentar ganarse la vida como poeta en diferentes locales de Ámsterdam, comenzó a profesionalizarse como intérprete de teatro.

Poco tardó en cambiar los escenarios por el cine y la televisión, medios a los que dedicó su vida apareciendo en más de 170 títulos. 

Tras debutar en la serie de aventuras medievales de Paul Verhoeven, Floris (1969), Hauer se convirtió no solo en uno de los actores fetiche del director, sino en todo un descubrimiento en la industria europea. 
Tras participar en films de Verhoeven como Delicias turcas (1973), Una novia llamada Katy Tippel (1975), Eric, oficial de la reina (1977) o Vivir a tope (1980), dio el salto a USA para protagonizar, junto a Sylvester Stallone y Billy Dee Williams, Halcones de la noche (Bruce Malmuth, 1981), donde se estableció como uno de los villanos más aterradores y peligrosos de los 80's.

El actor después apareció en otros títulos conocidos como Clave: Omega (Sam Peckinpah, 1983), Eureka (Nicolas Roeg, 1983), Lady Halcón (Richard Donner, 1985), donde  interpretó al capitán Etienne de Navarra, o Los señores del acero (1985), de nuevo con Verhoeven.
Los 80's le siguieron dando trabajo en el cine de acción como demuestran títulos como Se busca vivo o muerto (1986), Sangre de héroes (1989) o la espléndia Furia ciega (Phillip Noyce, 1989), una de nuestras cintas preferidas.

Los 90's fueron su época más floja, ya que encadenó títulos no muy acertados y no le adjudicaron papeles destacables en películas importantes de la época.
Aún así, empezó la década con dos films que, aunque no tengan mucho reconocimiento del público, sí fueron destacables: Peligrosamente unidos (1991) y Buffy, la cazavampiros (1992).

Con el nuevo milenio, la cosa cambió ligeramente, y se contó con él en películas de diversos géneros, gracias a directores y productores que habían crecido con sus películas.
Confesiones de una mente peligrosa (George Clooney, 2002), Batman Begins (Christopher Nolan, 2005), Sin City (Robert Rodriguez, Frank Miller, 2005), Hobo with a Shotgun (Jason Eisener, 2011), El molino y la cruz (Lech Majewski, 2011), Drácula 3D (Dario Argento, 2012), o Los hermanos Sisters (Jacques Audiard, 2018) son alguna muestra de ello.
Siempre había hecho trabajos en TV (ganó el Globo de Oro en 1988 al mejor actor secundario de televisión por La escapada de Sobibor), pero en está epoca en la que las series empezaron a ganar protagonismo, no paró de aparecer en la pequeña pantalla. Smallville, Alias, True Blood o Galavant son algunas de las series que disfrutaron de su calidad interpretativa.

La filmografía del actor holandés es bastante dispar pero, nosotros, como buenos amantes de los 80's lo recordaremos siempre por Carretera al infierno (Robert Harmon, 1986), el film donde encarnó al autoestopista homicida más escalofriante del cine al perseguir a unos jovenes C. Thomas Howell y Jennifer Jason Leigh, ya que allí es donde descubrimos a este pedazo de actor (sí, habeis leído bien, nosotros lo descubrimos allí).

Pero, obviamente, el gran público lo descubrió (y redescubrió posteriormente) en uno de los títulos más míticos de la historia de la ciencia ficción cinematográfica: la gran Blade Runner, dirigida por Ridley Scott en 1982, donde daba vida al replicante Roy Batty
Allí, en un emocionante final ante Harrison Ford, su personaje recitaba uno de los monólogos más recordados de la historia del cine, que el propio actor modificó a partir del guion una noche antes del rodaje de la escena (dando pie a la leyenda de que lo improvisó en el set):

“Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto rayos C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir”.

Aquí teneis la mítica escena final, que gana aún más calidad interpretativa con el doblaje del añoradísimo Constantino Romero:
 

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