Crítica: LOS INMORTALES (1986) (Daniel Suárez)

Vista recientemente una vez más, en mi opinión Los inmortales es una película que sin ser redonda sigue conservando intacta su capacidad de fascinación.
El guión desarrolla la historia a través de los recuerdos, en forma de flashbacks, de su personaje protagonista, Connor Mc Leod (Christopher Lambert). Estos saltos temporales constituyen, por su imaginativa resolución, uno de los atractivos de un film que habla, entre otras cosas, de la soledad y el sinsentido de una existencia inmortal, tantas veces anhelada por el hombre, cuando sin embargo es inevitable la pérdida de aquellos a quienes se ama, dando cuenta además de la pervivencia de la naturaleza violenta del ser humano a través de los tiempos, aspecto plasmado mediante un expresivo y logrado montaje paralelo.

El director Russel Mulcahy consigue imprimir intensidad al relato, salpicado de imágenes y secuencias poderosas, como ese espectacular travelling aéreo al comienzo de la película que sobrevuela el estadio de lucha libre para terminar enfocando al protagonista, Connor Mc Leod sentado en la grada, haciendo su presentación en la cinta. Mulcahy, que tenía amplia experiencia como realizador de videoclips, demostraba en Highlander que también era capaz de manejarse con desenvoltura en el largometraje y que si bien utilizaba recursos del videoclip en la pantalla grande lo hacía con criterio y no en calidad simples artificios estéticos, aunque tal vez en este sentido la excepción sea un uso excesivo del gran angular en algunas ocasiones. Asimismo, tal vez el libreto podría haberse desarrollado con más profundidad, la inclusión de algunas secuencias resulte un tanto forzada y ciertos diálogos no sean del todo afortunados, pero el conjunto de la película, la rotundidad de la épica y el romance, que se encuentran muy bien imbricados en el relato, se elevan por encima de todo dando lugar a un film emocionante que además recrea en la grandiosidad de hermosos paisajes bellamente fotografiados, como toda la película, y que se identifica con el poder de los personajes.

La cinta se apoya además en las carismáticas interpretaciones de sus actores: Christopher Lambert, cuya expresión torna de risueña e ingenua en hostil y descreída con el paso de los años; Sean Connery, con su habitual buen hacer, en una breve pero brillante intervención que destila buena química con el anterior, y con quien comparte algunos de los mejores momentos de la cinta; Clancy Brown, que compone un villano memorable, macarra, sádico e irreverente, y Roxanne Hart, que interpreta de manera convincente a la sagaz y concienzuda policía que acaba descubriendo la verdad sobre McLeod... y que termina siendo determinante en el desenlace final de la historia…

Y por supuesto, la música de Michael Kamen y de Queen, en uno de sus más comerciales trabajos, que no por ello deja de ser uno de los mejores, y que se adapta como un guante a las imágenes de la película…

There can be only one…film like this one!

Publicar un comentario

0 Comentarios