Crítica: SPOTLIGHT (2015) (Daniel Suárez)

Spotlight, de Thomas McCarthy, recién galardonada asimismo con el Oscar a la mejor película y al mejor guión original, es un thriller de investigación periodística en la mejor tradición del género, ejemplificado por Todos los hombres del presidente, de Alan J. Pakula
Basada en un hecho real, narra las pesquisas de un grupo de periodistas en torno a una nutrida serie de casos de pederastia entre varios sacerdotes de la ciudad de Boston, con una realización sobria, directa y precisa, abundante en planos cortos y exenta de cualquier artificio u ornamento superfluo, al entero servicio de la historia con un ritmo que no da tregua al espectador y le mantiene pegado a las concienzudas investigaciones de los periodistas. 

Como en el caso de la película anterior, Spotlight da cuenta del alcance de las implicaciones, que se exitienden más allá de la propia institución eclesiástica, pues sus desmanes cuentan con la complicidad del poder político y judicial, e incluso en primera instancia, con el desentendimiento de la prensa. Un gran acierto la expresiva y profusa presencia visual de iglesias a lo largo de todo el metraje, en el que también se echa una mirada de soslayo sobre los mimbres racistas y elitistas con los que está construida una ciudad.

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